Un as en la manga by George R. R. Martin

Un as en la manga by George R. R. Martin

autor:George R. R. Martin [Martin, George R. R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Ciencia ficción, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 1989-01-01T05:00:00+00:00


DEPARTAMENTO DE DEFENSA, decía, DOD#864-558-2048(b)

PRUEBA DE SUERO DE SANGRE

XENOVIRUS TAKIS-A

El resto estaba recortado.

Jack lo contempló durante largo rato.

El as secreto, pensó, quizá ya no sería secreto por mucho tiempo más.

10:00 p. m.

Spector sintió alivio cuando llegó el momento de irse. Todos dijeron sus adioses, excepto Armand, quien al parecer no podía decir nada. Tony le pasó un sobre a Shelly mientras estaban parados ante la puerta. Spector supuso que había un cheque en su interior. Ella se despidió y cerró la puerta. Spector y Tony bajaron las escaleras y se dirigieron al coche.

—Ya viste cómo son si tan solo les das una oportunidad —dijo Tony—. Ay, hijos de perra —miraba su auto. Alguien había pintado con aerosol la frase ¡BARNETT PARA PRESIDENTE!, con letras amarillas de quince centímetros de alto sobre el Regal.

Spector no dijo nada, pero supuso que las calcomanías de Hartmann en el carro de Tony habían llamado la atención de los idiotas con los aerosoles.

—¿Quieres apostar a que fueron esos imbéciles del Chevy?

—Lo adivinaste —la voz venía de sus espaldas. Spector y Tony se volvieron. Eran siete, vestidos con playeras sudadas y pantalones de mezclilla. El más grande traía puesta una chamarra de aviador de cuero café—, aunque no nos gusta mucho que nos digan imbéciles. Creo que necesitamos enseñarles un poco de modales —los demás gruñeron en señal de aprobación.

Spector lo había visto y escuchado todo antes, pero esta vez era distinto. No podía simplemente matar a estos tipos porque Tony descubriría que él era un as. Siete contra dos no ofrecía muchas posibilidades. Les iban a dar una paliza.

El muchacho de la chamarra se colocó una manopla y caminó directo hacia Tony. Los otros se esparcieron y fueron acercándose. Tony encorvó su cuerpo y alzó los puños. Spector se colocó a su lado. Con suerte, podía mantener ocupado al tipo con la manopla. Le dolería, pero sanaría rápidamente. Tony no. Por lo menos ninguno de ellos mostraba armas blancas o pistolas.

El líder le tiró un puñetazo a Tony y recibió como recompensa un fuerte derechazo a la quijada. El muchacho dio unos pasos para atrás, pero los otros se lanzaron al ataque.

Spector golpeó a uno en el cuello con su codo, pero no era la clase de pelea a la que estaba acostumbrado. Rápidamente lo tumbaron sobre la acera y comenzaron a patearlo en el estómago. Spector asumió la posición fetal y protegió su cabeza. Lo estuvieron pateando brutalmente por un buen rato, luego se detuvieron.

—Y ahora, vamos a enseñarles a estos amantes de los jokers una lección de verdad —el chico hablaba con la bravuconería que solo podría tener un granuja callejero con cerebro de chícharo.

Spector rodó para ponerse boca arriba y ver a su alrededor. Tony estaba tirado a su lado, sangrando por la boca y la nariz; tenía los ojos cerrados. Estaba inconsciente. El chico de la chamarra sacó una navaja y la abrió. Spector entendió que ya no era un juego. Parpadeó varias veces para despejar su cabeza antes de matar al chico.



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